La labranza reducida o sin labranza puede proporcionar múltiples beneficios ambientales, particularmente en el área de la salud del suelo, además de reducir los costos de maquinaria, mano de obra y combustible. Con la labranza cero orgánica, no se pueden usar herbicidas para terminar con los cultivos de cobertura, como se practica en la siembra directa convencional. La Universidad Estatal de Iowa ha trabajado con el Instituto Rodale (RI) en la realización de investigaciones sobre soja, maíz y hortalizas orgánicas sin labranza desde 2005